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Síndromes mixtos

Síndromes mixtos

Hay recogidos una serie de casos de buenos resultados obtenidos en situaciones médicas de difícil clasificación, como el hipo, la hipertensión arterial, el tinnitus, la enfermedad de Huntington, el Parkinson, el síndrome de fatiga crónica, el síndrome de las piernas inquietas, entre otras. Han sido descritas por diferentes autores cientos de posibles indicaciones para el cannabis y el THC. Un ejemplo es el de los satisfactorios resultados en el tratamiento de un caso de hipo crónico secundario a una intervención quirúrgica. Ninguna medicina le era eficaz, pero tras fumar un cigarro de cannabis le desaparecían completamente los síntomas.

Los productos del cannabis muchas veces muestran muy buenos resultados en enfermedades con síntomas múltiples que entran dentro del espectro terapéutico del THC, como por ejemplo, en situaciones dolorosas de origen inflamatorio (como en la artritis), o que acompañan a espasmos musculares (como en los espasmos menstruales o en lesiones de la medula espinal) o en enfermedades en las que coinciden nauseas y anorexia con dolor, ansiedad y depresión (por ejemplo en SIDA, cáncer, hepatitis C).

AUTISMO

El autismo es un complejo trastorno neurológico del desarrollo que aparece normalmente en los tres primeros años de vida y que afecta a las funciones del cerebro. Los autistas tienen, en general, dificultades para comunicarse con otras personas y para actuar socialmente.

Un médico informó sobre el caso de un joven autista de 17 años con el que probó un tratamiento con dronabinol (THC). Después de suministrarle una dosis diaria de entre 5 y 7,5 mg, su estado de inquietud y distracción mejoró, y también el contacto con su entorno. No ofrecía impedimento a la hora de tomar el medicamento, a pesar de que estos enfermos se muestran normalmente bastante reacios al respecto. En las dos primeras semanas de medicación dormía mucho, lo que le hizo plantearse al médico si debía interrumpir la terapia. Pero después se redujeron los efectos sedantes, apareciendo los beneficiosos. Este médico ha ido acumulando, entretanto, distintas experiencias con otros autistas. Pero habrá que esperar a que se realicen más investigaciones al respecto para poder emitir un juicio fundado sobre la eficacia de los productos derivados del cannabis en este campo.

PARKINSON

Esta enfermedad se caracteriza por una lentificación de los movimientos, rigidez de lo músculos y temblores en estado de reposo. Se puede tratar con levodopa y otros medicamentos, y eventualmente también mediante intervenciones quirúrgicas cerebrales. Algunos pacientes que sufren esta enfermedad (también conocida como Morbus Parkinson) han comunicado a sus médicos que el cannabis es eficaz con los síntomas. Sin embargo, en un estudio realizado en 1990 con cinco pacientes no se pudo observar ninguna mejoría (Frankel, 1990).

Científicos de la Universidad de Praga realizaron una encuesta entre pacientes, llegando a la conclusión de que en caso de esta enfermedad, al contrario que en otras enfermedades neurológicas, posiblemente sólo después de un tratamiento con cannabis a largo plazo se pudiera llegar a obtener unos resultados positivos. Esta encuesta se presentó en un congreso internacional sobre la enfermedad de Parkinson celebrado en el año 2002 en EEUU. Los investigadores les pidieron a enfermos que estaban siendo tratados en un centro de Praga que rellenaran un formulario. De los 630 formularios que se enviaron, se devolvieron 339. De éstos, el 25% era de consumidores de cannabis. La mayoría lo tomaba por vía oral (las hojas frescas o secas). De este grupo, 39 pacientes (el 46%) señalaron que los síntomas de la enfermedad empezaron a mitigarse tras empezar a tomar el cannabis. El 31% de los encuestados indicó que se producía una mejoría en los temblores en estado de reposo, y el 45% que la rigidez de los movimientos se suavizaba. El 38% afirmó que se reducía la rigidez muscular, y el 14% declaró que había notado una mejoría en la disquinesia provocada por la levodopa. La mejoría se empezaba a notar, por lo general, a los 1,7 meses después de haber comenzado con el tratamiento de cannabis.

El empleo de la levodopa en el tratamiento del Parkinson provoca a veces disquinesias, que, según un informe de 1985, pueden mejorar con cannabidiol en el caso de algunos pacientes (Sinder, 1985). En un estudio realizado en 1998 con siete enfermos, el tratamiento con nailon redujo considerablemente las disquinesias provocadas por la levodopa, sin que empeoraran los síntomas de la enfermedad de Parkinson (Sieradzan 1998).

Los trastornos del movimiento que aparecen como efecto secundario de la levodopa (disquinesias) se pueden mitigar con cannabinoides. Existen, por el contrario, algunos resultados contradictorios referentes al tratamiento de la enfermedad de Parkinson, cuya contrariedad puede que se deba a que los derivados del cannabis necesitan, en el caso de esta enfermedad, un periodo de tiempo más amplio hasta empezar a surtir efecto.

NISTAGMO

Médicos del departamento de Neurología de un hospital de Londres informaron en la revista Neurology sobre un paciente con esclerosis múltiple que padecía nistagmo pendular (Schon, 1999). Se trata de un movimiento convulsivo e involuntario del globo ocular con una frecuencia constante a partir de un punto fijo. Este temblor era muy molesto para el afectado, que comprobó que dos cigarrillos de cannabis podían mitigar los síntomas durante cuatro o cinco horas. Los médicos británicos pudieron constatarlo de diferentes formas (entre otras, con grabaciones de vídeo) en tres días distintos. También pudieron comprobar que se mejoraba la agudeza visual. No se consiguió hacer desaparecer el nistagmo, pero el cannabis fumado redujo su intensidad. Con la administración de dronabinol (THC) en dosis de hasta 40 mg diarios, sin embargo, no se pudo constatar ninguna mejora.

TINNITUS (ZUMBIDO DE OÍDO)

Dos pacientes empleaban cannabis para combatir el tinnitus. Uno de ellos afirmó que desaparecía durante más de 24 horas después de fumar cannabis; es decir, bastante más tiempo después de que cediera el efecto psíquico. Un tercer paciente escribió a su doctor en noviembre de 2002 el siguiente email: “Desde hace tres años padezco tinnitus crónico, y tengo la sensación de que desaparece cuando consumo cannabis. Además, ya no sufro los trastornos de sueño que me provocaban los zumbidos. ¿Tiene alguna información que pueda confirmar mis conjeturas?”

También otros médicos que estudian el uso terapéutico del cannabis informan sobre el éxito que puede tener con esta enfermedad. Sin embargo, el tinnitus es una patología muy compleja y se supone que sólo un reducido número de afectados se podría beneficiar con este tipo de medicamentos.

SINGULTO (HIPO)

Hace algunos años apareció en la revista especializada The Lancet un informe sobre un paciente que padecía una infección por hongos del tubo digestivo y que, tras una operación, desarrolló hipo crónico (Wilson, 1998). Se le trató con distintos medicamentos (clorpromacina, nifedipino, ácido valproico, etc.), pero no le fue de mucha ayuda. En el sexto y noveno día después de haber aparecido el hipo se le trató con acupuntura, pero sólo le desapareció durante una hora. El octavo día, el paciente, que no había probado nunca antes cannabis, fumó un cigarrillo del marihuana y el hipo desapareció hasta el día siguiente. El décimo día fumó de nuevo y el hipo desapareció definitivamente. Los autores del informe, Gilson y Busalacchi, concluyeron: “El hipo es una rara enfermedad que no se puede tratar, por eso es improbable que el empleo de marihuana se experimente en ningún estudio clínico. A pesar de que no está autorizado el uso terapéutico de la marihuana, este informe se debería tener en cuenta a la hora de tratar el hipo cuando éste no responda a otros tratamientos”.

IMPOTENCIA Y DISFUNCIÓN ERÉCTIL

La incapacidad para lograr o mantener una erección con la rigidez necesaria para llevar a cabo el acto sexual, la llamada disfunción eréctil, tiene por lo general una causa psíquica, como es el miedo a fracasar. En los últimos años, se ha relacionado así mismo con problemas físicos, como trastornos del riego sanguíneo o determinados desequilibrios hormonales.

También en este contexto el cannabis puede resultar una ayuda gracias a sus efectos como inhibido de la ansiedad y a sus propiedades para relajar tanto física como psíquicamente. A esto se le añade la intensificación de la percepción sensorial -como las caricias- y la dilatación de los vasos sanguíneos. Los productos del cannabis pueden también aumentar la libido en el caso de las mujeres.

Desde antiguo, el cannabis se emplea en muchas culturas como afrodisíaco; y de ahí se puede suponer que le venga la imagen que se tiene de él de algo atractivo y a la vez demoníaco (Abel, 1981). Tradicionalmente se ha relacionado el cannabis con la religión tántrica; y en la medicina ayurveda se considera que los preparados del cannabis incrementan el interés sexual. Lo mismo ocurre con la cultura árabe, en cuya literatura y poesía encontramos testimonios suficientes que hacen referencia a la asociación que se establece entre el cannabis y los efectos afrodisíacos.

En las últimas tres décadas se han llevado a cabo un buen número de encuestas en los países occidentales. Según una de ellas (realizada en 1974 entre 345 estudiantes de Estados Unidos), la marihuana incrementa más el interés sexual en las mujeres que en los hombres -58% y 39% respectivamente- (Koff, 1974). Sin embargo, se dio un número más elevado de hombres que de mujeres en lo que se refiere al aumento del placer sexual -60%, en el caso de los hombres y 43%, en el caso de las mujeres-. Un factor que se resaltó también en esta encuesta fue la dosis. El aumento de la libido y del placer sexual se produce más bien con dosis pequeñas de marihuana que con dosis elevadas.

En 1982, el autor de un artículo de una revista especializada en drogas psicoactivas señaló que el cannabis afecta a muchas personas incrementando sus funciones sexuales, y después apuntó que las personas mayores consumían menos cannabis, a pesar de tener más necesidad de ello: “Es una paradoja que sean las personas jóvenes las que empleen el cannabis con fines sexuales, y que los grupos de edad más avanzada, que lo necesitarían más a menudo, no lo hagan tanto. No se sabe con exactitud la causa de esta bipartición entre necesidad y empleo” (Cohen, 1982).