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Dependencia
Dependencia
Síndrome de abstinencia
Según casos registrados a lo largo de la historia y en documentos recientes, el cannabis es un buen remedio para combatir el síndrome de abstinencia causado por la dependencia a benzodiacepinas, opiáceos y alcohol. Por esta razón, algunos han hecho referencia a ella como la puerta de salida de las drogas. En este sentido y según los beneficios observados, pueden ser útiles tanto en la reducción de los síntomas físicos como del estrés que ocurre tras abandonar la droga de abuso.
¿POR QUÉ EL CANNABIS PUEDE SER UN POTENCIAL TRATAMIENTO PARA LAS DROGODEPENDENCIAS?
Partiendo de las evidencias en investigación animal que muestran que el CBD reduce el craving a diferentes sustancias, primero diseñaron un estudio controlado en el que co-administraron en el laboratorio a voluntarios sanos CBD y fentanilo (un potente opiáceo sintético) para evaluar la seguridad de su co-administración antes de administrar CBD a pacientes dependientes. Una vez confirmada la seguridad del tratamiento, seleccionaron a un grupo de dependientes a opiáceos que llevaban 7 días abstinentes. A la mitad les administraron CBD (10-15 mg/kg) durante tres días consecutivos y a la otra mitad placebo. Siete días después del inicio del tratamiento se les sometió a una serie de pruebas en el laboratorio en las cuales se les presentaban imágenes relacionadas con el consumo de heroína, es decir, crearon en el laboratorio claves contextuales de inducción al consumo. Hubo una reducción dramática y estadísticamente significativa en las medidas de craving y de ansiedad tras la presentación de los estímulos en aquellos sujetos que recibieron CBD. También, a los siete días, las puntuaciones generales de craving eran significativamente menores en aquellos sujetos tratados con CBD.
Lo que tienen de interesante estos resultados es que se ha encontrado eficacia en la reducción del craving en un fármaco que no actúa contrarrestando los efectos farmacológicos de la sustancia de la que los pacientes son dependientes, sino precisamente sobre lo que se viene defendiendo en este texto (y que es de aceptación generalizada hoy día por la comunidad científica): que el problema de las adicciones tiene que ver con la anticipación de la recompensa más que con el disfrute de la recompensa en sí. El CBD se ha mostrado eficaz en este estudio piloto, así como en investigación preclínica, para romper el juego de contingencias entre aparición de estímulos contextuales que incitan al organismo a perseguir una recompensa y la búsqueda de la recompensa en sí. Pareciera como si el CBD atenuara el efecto de las claves contextuales reduciendo su saliencia atencional, o en términos legos: reduciendo su atraer la atención del individuo, desplazando su apremio por la obtención de la recompensa. De confirmarse en estudios clínicos futuros este nivel de eficacia, tendríamos entre manos un tratamiento que, por fin, ha roto con la idea equivocada de la adicción como enfermedad y que confirma que su efecto es sobre el comportamiento, no sobre una eventual enfermedad cerebral necesitada de tratamiento farmacológico sintomático. El CBD no actuaría entonces sobre eventuales síntomas de una eventual enfermedad, sino sobre las causas del mantenimiento de un hábito conductual.
DEPENDENCIA AL ALCOHOL, A LOS OPIÁCEOS Y A LOS SOMNÍFEROS
Desde hace más de un siglo se viene informando sobre el empleo de los productos derivados del cannabis en el tratamiento de la adicción al alcohol, a los opiáceos y a los somníferos. Hace poco tiempo se ha demostrados también con experimentos en animales su eficacia en los síntomas de abstinencia con los opiáceos. Pero hay que pensar que la adicción es una enfermedad que se puede curar, en primer término, con medidas psicosociales. El cannabis puede representar, a lo sumo, una ayuda.
En 1970 apareció en una revista especializada un informe de un psiquiatra californiano, el Dr. Tod Mikuriya, sobre el tratamiento de una alcohólica de 49 años (Mikuriya, 1970). Su médico constató que tomaba menos alcohol cuando fumaba marihuana. Finalmente le aconsejó que consumiera cannabis siempre que sintiera la necesidad de tomar alcohol. Intentaron encontrar juntos la dosis adecuada para que pudiera, por un lado, dejar el alcohol y, por otro, ir integrándose paulatinamente en la vida social, lo cual funcionó: “Tras cinco meses con un tratamiento de sustitución de alcohol y, por otro, ir integrándose paulatinamente en la vida social, lo cual funcionó: “Tras cinco meses con un tratamiento de sustitución de alcohol por cannabis, su capacidad de razonamiento ha mejorado, y se encuentra menos irascible; además puede pensar y concentrarse mejor”.
Un joven de 25 años, que padece desde hace años una parálisis espástica causada por un accidente, comunicó a su doctor que con la ayuda del cannabis pudo hacer frente a la adicción que tenía al tetrazepam (Myolastan®), medicamento que tomaba para combatir los espasmos. Ahora sólo toma cannabis para mitigar los síntomas espásticos y le va bien.
Un hombre de 45 años escribió: “En enero de 1986 intenté por tercera vez dejar el alcohol. Ya tenía alucinaciones, así que decidí intentarlo yo solo otra vez. Cuando empezaba a temblar, fumaba hachís y los temblores cedían. El desasosiego que me sobrevenía, el miedo irracional y las convulsiones disminuyeron. Gracias al hachís he conseguido restablecerme en relativamente poco tiempo. Después de aproximadamente una semana, ya me encontraba lo suficientemente bien como para salir de la cama. Y hasta ahora sigo estando “seco”.
USOS DE CANNABIS COMO DROGA DE SALIDA DE OTRAS DROGAS MÁS DURAS