El uso en la epilepsia es también otras de las indicaciones terapéuticas clásicas del cannabis, los experimentos con animales han evidenciado el efecto antiepiléptico de algunos cannabinoides, y la actividad anticonvulsionante de la fenitoína y del diacepam se ven potenciados con el THC. Según unos pocos casos recogidos a lo largo del siglo 20, mediante el uso del cannabis, algunos epilépticos han sido capaces de controlar totalmente los síntomas. Aunque ocasionalmente el cannabis puede precipitar convulsiones.
Las mejores revistas médico-científicas internacionales reportan, en base a los casos de pacientes, entre un 60% y un 79% de beneficios del uso del cannabis en epilepsia. Este porcentaje es altísimo en comparación con el 30% ó 35% de efectividad que demuestran los antiepilépticos fabricados por los laboratorios.
Parece ser que los cannabinoides endógenos (los endocannabinoides) juegan un papel importante en la contención de las convulsiones. Al menos así se desprende de un estudio realizado en el año 2002 (Wallace, 2002) en el que se evidencia que los endocannabinoides son sustancias inhibidoras de las convulsiones en un modelo de epilepsia en ratones. Si por el contrario se obstaculizan los receptores cannabinoides con bloqueares, las convulsiones aparecen fácilmente.
La epilepsia es una de las indicaciones más antiguas para las que se ha empleado el cannabis, y aún hoy lo utilizan con éxito algunos epilépticos para sus ataques. A pesar de todo, son pocos los estudios que se han realizado al respecto. En algunos de ellos, las dosis empleadas de cannabidiol (entre 200 y 1200 mg) redujeron la frecuencia de los ataques, aunque los resultados fueron, en parte, contradictorios (Cunha, 1980; Trembly, 1992). En un resumen sobre los efectos de las drogas y del alcohol en la epilepsia se señala: “Existen algunas referencias según las cuales la marihuana y sus cannabinoides activos tienen efectos antiepilépticos, aunque éstos pudieran ser sólo para ataques parciales o tónico-crónicos” (Gordon, 2001).
Terrence Parker, de 42 años, fue el primer canadiense al que un juez de Toronto le otorgó en 1997 el derecho de emplear marihuana con fines terapéuticos. Parker sufría epilepsias y llevaba luchando por este derecho desde hacía 20 años. También en Italia, el primer paciente al que se le concedió el derecho legal de utilizar el cannabis con usos medicinales (2001) era un epiléptico de 44 años, que empleaba la droga para controlar su enfermedad y para reducir las dosis de los barbitúricos que tomaba.